Comentando The Handmaid’s Tale

No son pocas las series que hasta día de hoy he podido ver, muchas ejecutadas con tremenda maestría en muchos aspectos, mejores que mil películas ya que para mí, las series son los nuevos films, alejadas de aquellas dosis mínimas que nos distraían pero olvidábamos, ahora son como un libro que no puedes parar de leer, o más bien, algunas. Sin duda, la que me trae a hablar aquí para mí es la mejor serie que he visto en estos últimos años de grandes producciones, vuelvo a este portal invisible a hablar de la visibilidad una vez más.

La historia

The Handmaid’s Tale (Los cuentos de la criada) presenta una distopía, pero se nutre de la realidad, tanto que sorprende que esté dirigida por un hombre (Bruce Miller) pero comprensible ya que es una adaptación de un libro bajo el mismo nombre escrito por Margaret Atwood en 1985. y tan dolorosa que cuesta ver cada capítulo sin llorar de rabia. A ninguna mujer la dejará indiferente, todas apretaréis los puños y los dientes, pero habla de nosotras.

En un mundo como el actual, con poso patriarcal y machismo, una agrupación que parece gubernamental en los EEUU, decide actuar ante una realidad que a mucha gente a día de hoy sigue asustando: las mujeres apenas dan a luz, las que lo hacen muchas veces pierden al neonato. No especifica cómo se llega hasta tal punto, pero no es exagerado pensar que el propio capitalismo y cómo rompemos la tierra mientras nos pasamos las monedas de mano en mano y el propio fluír de la vida, llegue a este. Pasando de elucubraciones, la sociedad está asustada y escandalizada, es el mejor momento (como cualquier hecho histórico) en que el poder de un giro, hacia el totalitarismo del hombre en concreto y el fundamentalismo cristiano. Llamarán a esta tierra Gilea. Ellas, en principio «sus semejantes» les ayudan a construír el nuevo mundo, todo revestido de pasajes bíblicos constantes que muestran a una secta, una justificación una vez más en el nombre de un dios para calmar las conciencias humanas, y como en toda religión, también hay líderes, en este caso todos y cada uno de los hombres, aún existiendo estratos sociales entre ellos. Configuran y asientan una sociedad en la que las mujeres de los hombres poderosos llamados Comandantes regirán sobre el status quo de la vida. Clasifican a las mujeres secuestrándolas de sus vidas y apartándolas de sus familias e hijas en fértiles o «inservibles» para su cosificación biológica. En este segundo lugar no deja muy claro qué hacen con ellas, matarlas o, si son mayores, se convierten en las tutoras de aquellas que son jóvenes y fértiles, siendo cómplices y perpetuando el cambio y su asentamiento, consiguiendo un rango más alto, como en toda casa con criadas existen las encargadas. ¿Asustadas? aún no lo suficiente.

Todas las criadas llevan un uniforme con togas rojas y sombreros blancos (casi como mezclar algo de Dior con los amish). El blanco significa la pureza, el rojo la sangre, no están escogidos al azar. Las superiores (o todas aquellas no válidas para la gestación) visten el color gris, el color de los nadie. Las mujeres de los comandantes visten de verde en todos sus tonos, verde como esperanza para recibir una niña no engendrada biológicamente. Todo el juego estético de colores está muy bien conectado entre sí, los detalles están cuidados a nivel casi preciosista que puede recordar a muchos directores, pero me atrevo a enterrarlos para citar en mi memoria la película Innocence de Lucile Hadzihalilovic. Sorrentino estaría contento porque la puesta en escena y el tratamiento fotográfico juegan mejor que él lo hizo con su Papa. La interpretación de Elisabeth Moss (Offred) e Yvonne Strahovski (Serena) es perfecta dada la complejdad del tema a tratar. Os gustará saber que Samira Wiley aparece en el papel de lesbiana en la serie como PUNTO A FAVOR.

Es una serie que habla de machismo y feminismo y que también habla de clases, aunque esto pasa a ser algo secundario. Cada hogar recibe unas cuantas criadas rojas, las encargadas de ser violadas en su etapa más fértil por el Comandante de la casa. Son violadas, tumbadas entre las piernas de las esposas, todo realizado mediente rituales para revestir la violencia de espiritualidad y complacencia. Mientras tanto realizan sus «tareas» en parejas, sin poder hablar entre ellas, ni nombrarse (reciben nuevos nombres en las casas como las monjas en los monasterios). Vigiladas por los llamados ojos (Hola V de Vendetta, encontraréis varias referencias) y tipos armados que revisten siempre las calles. La historia reduce a las mujeres hasta la nada, haciéndolas casi olvidar quienes eran o si existió alguna libertad antes.

La serie es una delicia visual por la conexión cromática, el estilismo y la fotografía, pero ya está. La llaman distopía, a saber, aquella historia de una realidad que no existe configurada en un futuro en base a valores actuales. Yo prefiero llamar a las distopías hipótesis futuras o realidades encubiertas, no es un género de Cuarto Milenio sino uno tras el que criticar al sistema sin pillarse los dedos. Sin embargo, pese a que quiera representar una distopía no es más que la acumulación de nuestra historia, las de todas las mujeres, una vuelta atrás, un ahora pero sin mentiras, un futuro si no hacemos algo por nosotras.

 

La realidad

No es una serie divertida, es una serie dura de ver, sobre todo como he dicho, para nosotras, las que hemos sido tratadas como las nadie, las que estamos sometidas constantemente a la violencia patriarcal.

Se decide sobre nuestros cuerpos, se dispone de ellos, se nos ha preparado como un ejército machista para linchar a quien se escapa de las normas capciosas que nos han hecho tragar desde que nacemos, se nos  ha preparado para juzgarnos a nosotras mismas, para hacernos daño y poder hacer daño a la de al lado, para comprenderlos y apoyarlos a ellos, para estar limpiando su sombra. Todos los días los hombres violan a las mujeres, todos los días un hombre asesina a una mujer, todos los días hay un chiste de un hombre que habla de los límites del humor para mecer su machismo en una publicación, todos los días nos asustamos, nos abren heridas y nos las lamemos con lágrimas. Los hombres ya nos maltratan, ya vivimos bajo ese totalitarismo patriarcal apoyado en las interpretaciones machas de las religiones, ayudando a que todo sea fundamentalista y no racional.

Se discute sobre prostitución y vientres de alquiler mientras pasamos de un capítulo a otro de esta serie. Se nos niega constantemente la libertad sobre nuestro cuerpo y ante todo, la seguridad en nuestro día a día. Los hombres y los estados, el poder masculino siempre se ha creído nuestro dueño y así lo ha demostrado.

Asustaos, como yo, porque The Handmaid’s Tale no es una distopía, es otra forma de contar nuestra historia, es una realidad palpable, es una realidad futura.

Pelear todos los días hoy quizás nos haga no ser esclavas del mañana, aunque llevemos cadenas del ayer. Siempre habrá resistencia.

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Os dejo un enlace sobre qué opina Margaret Atwood del tratamiento de su libro y adaptación a la serie

También os informo de que se renueva segunda temporada para 2018, así que podremos seguir viéndola, no sin antes por mi parte merendarme el libro YA.

 

 

 

 

Violencia y feminismo

Se dice, se escribe, se debate por qué el grueso de las mujeres e identidades oprimidas por el machismo y situadas abajo en el patriarcado, no usan la violencia frente a sus agresores (y no hará falta explicar que cualquier tipo de agresión es siempre violenta). Me interesa por qué no usamos la violencia porque creo fervientemente en que esta sólo puede combatirse con la misma. (genera espiral? es cierto, tu combates sin ella y contra ella y detienes por completo la violencia, está muy claro).

Quizá es porque hemos estado tanto tiempo oprimidas (des) que nos han inmovilizado, nos han quitado esa parte que es tan nuestra como de cualquier otro ser humano, la víscera, el descontrol, la sed de sangre, la necesidad de justicia, la búsqueda activa de la misma. (Justicia entendida bajo términos propios que engloba colectivos, no como algo institucional). Somos ciudadanas, vivimos bajo el yugo del control, un control además moralista. «Si eres violenta o reaccionas con violencia contra quien te agrede violentamente estás siendo como él « Radica aquí una de las mayores barbaridades sistémicas que nos han calado en el imaginario de defensa colectivo. Toda la violencia es violencia, pero no toda la violencia es legítima, y es ahí donde estriba la principal diferencia entre ambas separadas por un grueso abismo.

No entra dentro del rol de oprimida el uso activo de la violencia porque. ¿es más coherente evitar la violencia? ¿es más coherente intentar vías pacifistas en mitad del caos? no. Porque hemos sido construídas con miedo a nuestra capacidad de dañar, porque la religión y el civismo ha acabado con la sed de sangre o con si quiera la posibilidad de plantear otros caminos, sinceramente, más rápidos y viables.

Estamos perdiendo una batalla si queremos que el estado sea quien juzgue las agresiones (aparato que potencia esas mismas agresiones). Estamos perdiendo si pensamos que desde arriba se puede frenar todo lo que está en todos los puntos de todas las estructuras de todos los niveles y jerarquías sociales. Perdemos si dejamos de creer en que sólo la red tejida entre nosotras podrá darnos una oportunidad de sobrevivir, perdemos si somos incapaces de plantearnos la violencia activa como forma de combatir en nuestro apego, precisamente por la vida.

Cuando hablo de violencia activa lo pongo en relación a cuando decimos «abstención activa», una contraposición de conceptos contrarios que sin embargo significan algo positivo unidos. La violencia activa es aquella que debe venir tras la concienciación, que conlleva un planteamiento político, es un arma de combate. Y entendemos que esto por contra es completamente distinto a la violencia sin este cariz (esta existe por la violencia pasiva, la que es violencia estructural y procedente desde el poder, detonante de la activa).

Violencia es hablar cuando no te quieren escuchar, es que digas lo que no quieren oír, es que rompas con el patrón autoritario de conducta, es que reacciones ante la agresión, es que identifiques al agresor, y es que le denuncies. Pero siempre y mientras no queramos palpar la sangre, seremos quienes la sigan derramando, manteniendo el status quo, no cambiando visceralmente esta sociedad, que no es de nadie y se nos impone a todas.

Una vez más hermanas, ojo por ojo y diente por diente, que de aquí no salimos.

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La misoginia de Luis Quiles y la excusa del arte.

Lo quería haber escrito hace mucho, pero lo hago ahora que me he vuelto a topar por vez mil las ilustraciones de Luis Quiles en las redes. La primera vez que vi sus dibujos me di cuenta de que me desagradaban, no con la intencionalidad que tuviera él de desagradar, sino porque mi lectura feminista de las mismas no encontraba justificación alguna.

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La imagen es peligrosa,peligrosa porque tiene mucho poder y porque conlleva un discurso implícito que no todo el mundo puede desgajar del mismo modo por carecer de las mismas herramientas para su análisis o simplemente partir desde distintos puntos en la crítica. El arte lleva desde su consideración, escondiendo intencionalidades que la subyacen, con la excusa de «como es arte» pues «tiene muchas interpretaciones». No, perdonen, una imagen puede tener muchas consideraciones pero no puede esconder como se usan distintas figuras para qué fin, no puede esconder el significado base inherente.

Luis Quiles es muy evidente y cualquiera que lea estas imágenes con un poco de cultura visual y crítica feminista ve bien de lo que hablamos. En sus ilustraciones usa a la mujer como objeto (cosificación) de denuncia para múltiples temas. Es su objeto-denuncia favorito, que lo usa como una muñeca hinchable. Dibuja mujeres con atributos resaltados para mostrar su sexualidad basada en el prototipo construído del erotismo masculino (y capitalista) en el porno. La mujer bella, inocente y por lo tanto, sexy. Siendo bien pensadas (muy bien pensadas) podríamos intentar explicar alguna de sus imágenes como una crítica al sistema patriarcal, dibujando a la mujer tal y como la dibuja esta sociedad, pero se nos cae por los bordes ese argumento cuando vemos que la usa del mismo modo cosificado para distintas críticas, sea cual sea la índole de estas.  Así vemos como parece que se pone 10 películas porno y escoge los top10 de las escenas más asquerosas y explotadas por este comercio de hegemonía patriarcal para exponerlas en sus dibujos, criticando otras cosas.

Sea una cuestión de dinero, de drogas, de redes sociales,Disney…lo que sea, Luis Quiles usa una visión misógina para criticar cosas que nada tienen que ver con la mujer y su sexualidad. Para asegurarme de igual modo, he buscado entrevistas hasta ahora realizadas por él, y en ningún momento apunta sobre su uso de mujeres y la sexualidad efervescente machista para sus dibujos, habla de que las mujeres son sus musas y BLABLABLA.

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Basta ya de esconder bajo la etiqueta de arte intencionalidades y educaciones repudiables, basta ya de justificar sin un planteamiento propio (y para ello debemos aprender primero nuestras propias lecturas) por qué algo es o no es rechazable. No hace falta conocer al artista y haberse tomado muchos cafés con él (o ella en otro caso) para saber interpretar sus imágenes, porque las imágenes son creadas con una intencionalidad, son parte de esa persona, son las palabras que te faltan codificadas en una imagen,un icono.Sólo hay que aprender a leerlas. No existe la ambigüedad, o desde luego esta no la posee Luis Quiles.

En una clase del bachiller dí en su momento la imagen publicitaria como método de manipulación de masas. Un anuncio de un coche para la mayoría es eso, un coche. El cómo se muestra es el mensaje subliminal, la mujer de copiloto y el hombre conduciendo, dominando el control sobre lo natural y lo artificial, un coche lleno de juguetes para endulzar lo familiar y así vender más, mujeres sexualizadas para vender al hombre un refuerzo de su sexo, y largos etcéteras. La ilustración es igual, quien dibuja pretende transmitir algo, y como quien tiene boca, también se equivoca, y salen a relucir cosas que igual no eres ni consciente de que te subyacen. Por eso es interesante un buen análisis de todo lo que vemos, para ver si se sostiene en el pedestal erigido.

Esto de cubrir con la palabra «arte» la fuerte necesidad de sexualizar el cuerpo de la mujer no es nuevo. Luis Royo es otro de tantos que también tienen especial devoción por esta representación.

Necesitamos generar urgentemente un cortafuegos que flanquee la subliminalidad patriarcal necesitamos al feminismo para desenmascarar el mensaje, y hundirlo en la mierda, justo en el sitio donde debe estar.

Contra el academicismo del lenguaje y la policía del feminismo

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En una cuenta de twitter sobre feminismo, que se dedica a la visibilización de los distintos cuerpos e identidades personales y sexuales, surge un debate que quiero volcar aquí. Una fotografía de un cuerpo de mujer donde se muestra TW,GENITALES. Gracias a una amiga me entero de que TW es el nuevo Parental Advisory Explicit Content, «Trigger Warning», un aviso de contenido sensible que puede ofender. Es aquí cuando nos preguntamos que sentido tiene este aviso si la cuenta se dedica precisamente a visibilizar (es contrario por concepto). Se nos responde con que es «alosexista» (def.Alosexista/mo es aquella práctica del placer sexual y de la propia sexualidad de manera cotidiana, antítesis del concepto Asexual). Sigue sin tener sentido. Se nos explica que hay gente a la que le molesta ver genitales y sangre, y entonces decimos QUÉ SENTIDO TIENE LLAMARLO VISIBILIDAD. Cuando tratamos de emancipar los cuerpos y todas las historias de la opresión referentes al mismo parece ser que en una gran medida se acompañan otras pequeñas fórmulas coercitivas donde hemos de aceptar el desagrado/rechazo de una identidad liberada. Esto es, que una persona trans por ejemplo se molestase con un cuerpo/identidad Cis, o que una asexual se asqueara por una foto de sexo explícito. Hay múltiples identidades y todas merecen su atención, pero nada más lejos que normalizar múltiples rechazos en una contrahistoria feminista que trata de liberar lo rechazado.

También hay un uso del lenguaje que es coercitivo (asumiendo que el lenguaje es hijo pródigo del poder hereditario patriarcal) en el ámbito feminista. Hay que nombrar lo no nombrado para que así exista, esa es una premisa que aceptamos, pero si esto se usa para recriminar y confundir, para ser una policía del feminismo yo me bajo. Es cierto que todo ahora (o es mi impresión) funciona muy rápido, nuevos conceptos, nuevos términos, y es comprensible dado que en toda la historia de la humanidad salvo pequeños lapsos creados por mujeres u otras identidades rechazadas socialmente, esto no ha tenido lugar. Así que el desarrollo de la terminología feminista es rápido y contundente, y que sorprende que donde antes no había nada ahora haya un mar de opciones y de identidades sobre las que se puede (y se debe) aprender.Contra el academicismo no es solo contra la RAE, es contra cualquier autoridad que obligue al uso terminológico y correctivo del lenguaje, incluído el feminista. El feminismo trata de eliminar la opresión (ya que viene desde lo oprimide) y si las prácticas empiezan a ser alimentar nuevas cárceles del lenguaje y nuevas autoridades, yo definitivamente no entiendo nada.

La idea es aprender unes de otres, aprender a tolerar lo que nos han enseñado rechazar y que la definición forma parte de la etiqueta, generada por el sistema dominante (que sea cual sea, siempre es opresor). Y en eso no entra tolerar los nuevos rechazos de múltiples identidades, ni de usar términos que ni si quiera has interiorizado, ni castigar a quien ha leído menos que tú o tiene otra concepción distinta a la tuya de lo que violenta o no (y aquí hablo de feminismo, no del macho al que «hay que tolerar»). Construyamos,joder, no asediemos.

Analizando Anatomía de Grey

Hay drama, no vamos a discutir evidencias ni se trata de eso.Anatomía de Grey es una serie televisiva cargada de drama, pero no un drama desechable como el que cargan miles de telenovelas con nombres ridículos,con situaciones y reacciones forzadas, sino un drama que apela al sentimentalismo acompañado de planteamientos éticos y las mismas relaciones humanas en toda su complejidad. La vida es un drama y lo siento por quien no se haya dado cuenta a estas alturas, porque las personas somos dramáticas,con drama construido artificialmente, y con un drama que nos es innato. Después de haber repetido unas cuantas veces la palabra DRAMA para asegurarme de que es obvio,voy al turrón.

ELLEN POMPEO, KATHERINE HEIGL, CHANDRA WILSON, CHYLER LEIGH (OBSCURED),  SANDRA OH, T.R. KNIGHT (OBSCURED), JUSTIN CHAMBERS

No entiendo y siempre me he preguntado por qué se habla tanto de series televisivas de cualquier cariz ya que todas enganchan por las relaciones tejidas y narradas en ellas, y sin embargo Anatomía de Grey parece perderse en este mar de tele basura de la que no merece la pena hablar más allá de una breve sinopsis o la palabra que he mencionado hasta la saciedad antes. Sin pretensión de etiquetarla como una serie feminista, pero sí de ponerla en valor, explicaré por qué para mí merece un poco de atención más allá del breve pasatiempo casual con el que devoramos cantidades indigestas de series.

Anatomía de Grey está dirigida por una mujer

Shonda Rhimes es guionista,directora y productora, encargada de Anatomía de Grey y habiendo tomado mucha de su fama por la misma (y no me extraña). En sus propias palabras, ella quería «crear un espectáculo sobre mujeres inteligentes compitiendo la una con la otra».Rhimes tiene hermanas con las que compartía la afición de la medicina y se tragaba probablemente más mierda de la necesaria en canales como Discovery disfrutando de esto. Fue así como se le ocurrió mezclar ambos intereses y plasmarlo en esta serie.

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Al igual que quiero poner de relieve que Shonda es una mujer, también es negra,nacida en Illinois,Chicago en 1970. Es decir, ya son dos de estos círculos opresivos generados por la sociedad que se rompen en el esquema de hombre blanco que genera contenidos porque es quien puede generarlos,porque el mundo lo mira a él primero.

Anatomía de Grey habla de las mujeres

Como hemos visto, ella misma se veía motivada a escribir y dirigir una historia protagonizada por mujeres.La televisión, como el cine y todo lo demás está impregnado de testosterona, y si en algún lugar vemos a un personaje que narra la vida de una mujer como protagonista, en un 70-80% está escrita por un hombre, quedando como algo anecdótico aunque no digo que carente de ningún valor.

Meredith Grey (Ellen Pompeo) es el personaje estrella, que además es también la parte narrativa y la que le da nombre a esta serie. Podríamos decir que es el personaje más complejo, pero mentiríamos porque todas las mujeres con un claro papel principal en esta serie comparten una complejidad argumental y un carácter que se desgaja a cada episodio. En muchas ocasiones demuestra anteponer su amistad con Cristina Yang (Sandra Oh) a su matrimonio (heterosexual,sí), y prioriza su trabajo y sus investigaciones ya que son su vida, a su relación sentimental. Esto rompe el clásico estereotipo patriarcal de que la mujer debe velar por su matrimonio y ha de luchar por él por encima del resto de sus intereses. Le reconoce en un momento de la serie que puede vivir sin él (el marido) pero que no quiere hacerlo. Eso es una autoafirmación en toda regla del valor de una misma por sí misma, que con libertad escoge lo que quiere.

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Cristina Yang rompe el tabú de la maternidad en una ocasión, cuando con pareja estable se niega,una vez embarazada, a tenerlo,rechazando el cuidado afectivo maternal al que estamos ligadas imperativamente por simple existencia las mujeres.La relación entre ella y Grey es estrecha, con la afirmación jocosa entre ellas de que si se atrajeran estarían hechas la una para la otra.Un atisbo de aquello a lo que llamamos Sororidad, establecido entre ambos personajes.

Callie Torres (Sara Ramírez) es el personaje generado para romper o hablar de más tabúes, como el de la bisexualidad. A lo largo de todas las temporadas mantiene relaciones estables e inestables tanto con hombres como mujeres, rompiendo con la estupidez de que la bisexualidad no es una opción sexual (toma papeles secundarios en la lucha por las identidades sexuales por su ausencia en definición de identidad «mono/una») o siéndose comparada siempre con el vicio y la promiscuidad,que como sabemos son opciones personales y no penden de ninguna identidad sex.

Arizona Robbins (Jessica Capshaw) es el personaje más dulce e inocente aparentemente de todos,demostrando que esto no va ligado con la debilidad,episodio tras episodio. Ella es lesbiana, y comparte con Yang la decisión de no tener hijas, de no dar a luz.

Todas ellas son profesionales, jefas de pediatría,neurocirugía,cardio,etc. No poseen papeles secundarios en el plano laboral, porque la intención como he dicho de Shonda es ahondar en el protagonismo de la mujer. Y sólo las mencionadas son unas pocas reseñables, sin ignorar que el resto también niega una concepción patriarcal y social en su construcción.

Anatomía de Grey habla de pluralidad

Hemos visto que Rhimes habla de identidades sexuales y personales, pero no todas ellas centradas en la mujer Cis, sino que también habla de transexualidad en múltiples ocasiones, obligando al bando hetero/masculino/normativo a aceptar que no es el único que nada en el agua, con la complicidad de los personajes femeninos (entendiendo que partes opresivas se unen frente a la parte opresora,otra vez la Sororidad).

Es una serie interracial, donde se mezclan historias sin importar su procedencia (en una ocasión Yang y Miranda Bailey (Chandra Wilson) operan a un nazi, enfrentando todas las éticas y vísceras posibles,haciendo lo éticamente correcto pero dejando su huella en esa decisión, quienes sabréis de que episodio hablo entenderéis de qué hablo).

Así que, en definitiva, no busco ponerle una etiqueta a una serie o directora que a sí misma no lo hace, sino reconocerle su transgresión en los argumentos, la trama y la esencia de las historias y vivencias de un hospital que enseña cada día no como se opera, sino como las relaciones humanas en su complejidad, pueden desarrollarse catastróficamente hasta el fin,con esas cosas buenas que a veces tiene la humanidad, y con todo lo malo de la misma, rompiendo estereotipos o hablando de los mismos sin pelos en la lengua, sacudiéndose un poco el patriarcado y señalándolo. Así que sí, es un dramón, pero digno de verse.

El Segundo Sexo

En 1949 Simone de Beauvoir escribía el Segundo Sexo haciendo alusión a las mujeres, y al lugar que dejó la sociedad para las mismas. Cixous, a la que nombro a menudo,en La risa de la medusa, escrito en 1937, hacía alusión a la necesidad de hablar de un género neutro. Quizá un compendio entre ambas feministas sumada a las múltiples visiones de todas las que elucubran contra el patriarcado nos alimentan para generar nuevas facetas de esas mismas palabras.

Existe un Segundo Sexo, pero no dotado de una identidad sexual ya afirmada y preconstruída socialmente, el segundo sexo es el que todas elegimos para sentirnos libres y revertir lo impuesto. Es cuando te vistes distinto a «como te toca», cuando te comportas distinto a «tu sexo», cuando TRANSgredes lo normativo. El Segundo Sexo es sinónimo de libertad.

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En una conversación con mi pareja hablábamos sobre la libertad e identidad sexual,suponiendo que las personas somos libres para identificarnos con y como, y para proclamarlo a la sociedad. Estoy cansada de las etiquetas, aunque apoyo las que se construyen desde la venganza (ejmp. Bollera,marica…) pero no es mi estilo, quizá porque sigo viendo esas etiquetas que de un modo u otro nos definen, y la definición es realmente la pérdida de la multiplicidad libre. Siendo sinceras, es absurdo hablar de libertad o exigirle un comportamiento libre a quienes luchamos por ella, porque el marco-contexto en el que nos hayamos nos avoca a las ataduras, ya sean físicas o conceptuales. Nos queda intentarlo y romper normas,claro, pero la obligatoriedad moral a la que nos vemos sometidas es la mayor barrera para con lo libre,precisamente. Creemos que definirnos nos ayuda a darnos una identidad propia, todo ello bajo el atropello de unas normas autoimpuestas.

No existe una libertad,solo figurada. Quedan lastres de como has de vestirte, comportarte,como mujer o como feminista, como trans o como bollo, las bisexuales siguen siendo el hada de los dientes o el ratoncito pérez de la sexualidad, los colectivos LGTB siguen copando las relaciones partidofascistas,los machistas no ven su machismo y sí el de el de al lado, la institucionalidad se apropia de las luchas para venderlas como propias, y la moda se mofa de todo.

Solo nos queda un manifiesto, el de componernos lo mejor posible, de la manera más coherente tras habernos derribado a nosotras mismas. Nos queda elegir el segundo sexo,nos queda nuestra identidad en la pelea.

 

Ilustración: Noiredevagina noiredevagina.wix.com/noire

Micromachismos, no gracias.

Todas y todos seguro que reconocéis en la terminología moderna del feminismo este palabro. A muchas y muchos probablemente os parezca bien, que aporta una verdad clarividente, que arroja luz sobre lo oscuro, que os resulta fácil explicar el machismo si se diversifica en más o menos reconocible.

Luis Bonino acuñó este término a finales de los 90. Empezaré diciendo que Luis Bonino pecó de machista, al igual que toda aquella y aquel que haya reconocido como propio en su discurso este concepto, lo apoye y lo difunda, sin pararse a pensar en lo que está haciendo. El término-concepto «micromachismo» alude a un tipo de machismos menos visibles, más arraigados en la sociedad,varios ejemplos:

-La mujer limpiando en casa mientras el hombre no hace nada.

-Creer que la labor del hogar sigue siendo cosas de las mujeres y los hombres solo ayudan en esa responsabilidad.

-Llamar marica a un hombre que cosa (eso es homófobo y machista)

-Criticar a las mujeres porque decidan cuidar de sus hijas o relegarse a la casa.

-Cuando una mujer coge un peso considerable, que un hombre espere a llamar a otro hombre en lugar de dejar que ella coja el peso.

-Hacer chistes machistas, reir las gracias de machistas.

-Decir «yo no soy de ese tipo de mujeres»

y larguísimos etcéteras.

En esto consistía el concepto de micromachismo (suena a micromachine y lo sabéis). Pero la idea es mala. Es mala porque erra en su propósito. Denominar micro es considerar que existe un macro, y aunque se pretenda aludir a una realidad más o menos visible, se diversifica el propio concepto, y acaba perdiéndose en la nada, e incluso teniendo más valía el machismo, que es ese daño grande realmente. Ejemplificaré para que nos entendamos. A nadie se le ha ocurrido en todos estos años de poca lucidez humana y deplorable terminología conceptual, denominar a algo microfascismo, (que también es algo bastante arraigado en la sociedad con múltiples comportamientos y sin embargo nadie ha hecho ningún tipo de diferenciación. Tampoco existe el microracismo. Es decir, que alguien rechace a un guineano diciéndole puto negro o siplemente escribiendo «negro» en un noticiario, o a un ecuatoriano por llamarme chincheta y no pegarle una patada en la boca, es exactamente la misma mierda, es racismo, y punto.

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Luis Bonino pecó de machista al igual que quien considere este concepto sin plantearse el por qué, debido a que divagar en que hay DISTINTOS TIPOS DE MACHISMO, pendan de la interpretación que penda, es machismo.Para mí el término micro implica restar importancia en cierta medida además (machismo pequeño).

Por otra parte, no deja de ser un hombre el que ha aportado un concepto dañino a la historiografía feminista. Yo no es que no valore la opinión de los hombres al respecto, pero considero que si la opresión viene de su sexo y la emancipación de lo primero viene dada por nosotras, no debe ser el sexo opresor el que se postule a nuevo literato de esto, al igual que a mí no se me ocurriría intentar definir cuestiones más o menos importantes o visibles de algo que no padezco, aunque pueda verlo previo razonamiento.

Creo que ya mencioné algo de esto en algún escrito en este blog anterior, pero no lo había desarrollado tanto, así que incido sobre mi cabezonería, y prometo que es la última vez que me pronuncio al respecto aquí.

Llamemos a las cosas por su nombre, si no nunca podremos acabar con el problema.Disgregar sólo ayuda  a confundir.

 

 

Ilustración: noiredevagina.wix.com/noire

Sobre el TODAS PUTAS de Hernán Migoya

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Este es Hernán Migoya. Quizás se crea el nuevo Bukowski, con esa jerga machista ácida que tanto gusta a les nueves poetas. Pero Migoya es un escritorzuelo de tres al cuarto que escribió algo como «Todas Putas». Breves relatos impregnados del machismo más repugnante que pueda nadie leer. Este libro de relatos fue criticado (lanzado por la editora Miriam Tey) por el uso de la apología de la violación, entre otras. Pero aquí no acaba la broma. El libro no sólo no se retiró, si no que le dio un empujón más. Este libro se ha reeditado convirtiendo todas sus historietas en comics. Y aquí viene lo bueno: las que realizan los comics son mujeres, mujeres que en su mayoría se tildan de feministas.

Entremos un poco más en el asunto. Miriam Tey es no sólo una editora cualquiera, si no casualmente la directora del Instituto de la Mujer. La cosa se pone mejor,eh?.La primera polémica la cogió en plenas elecciones a la directiva, hasta el PSOE se pronunció para que retirara el libro (todo este asunto es demasiado jocoso como veis). Pero ella consiguió el sillón, y para intentar lavar su imagen emprendió este proyecto contrafeminista. Pero no lo hizo sola. Autoras (con muy buena trayectoria a las cuales admiraba en alguna ocasión) como Carla Berrocal, Ana Galvañ, Irene Roca,Clara Soriano, Mamen Moreu…y así hasta 15 ilustradoras, se dieron cobijo en esta rave de la misoginia. 

Cuando abres el libro te encuentras con un prólogo de Miriam Tey intentando lavarse la cara y hacerse no sólo la profesional de la edición si no la buena política, donde intenta explicar de manera muy torpe (porque algo así es inexplicable) el que la censura no es democrática y por lo tanto este libro debía perdurar, el que aunque Migoya se reconozca abiertamente misógino,ella considera que lo auténticamente feminista es que mujeres ilustradoras no ilustren cuestiones bobas o ínfimas, sino relatos de verdad, relatos sobre violación de menores, sobre lo malas que son las mujeres, el estorbo que somos para los hombres…etc. Es decir, que basa la visión feminista de este libro en que la sordidez también la pueden encarar mujeres. También hace una crítica al feminismo institucional (siendo ella la directora del Instituto de la Mujer, recordemos). Un combo muy de risa. Por si acaso a alguien no le había quedado claro la combatividad de féminas que encaran este libro, hay un Epílogo de Elisa G-McCausland donde torpemente habla de algunos hitos feministas, habla orgullosamente contra la censura y termina hablando de sororidad gracias a la cual han podido realizar este libro.

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TOTAL. Cuando me hice con este libro sentía la curiosidad de comprobar como algo tan claramente absurdo podía ser todo lo contrario en apariencia. Pero os aseguro que no es así, es tal cual dice la polémica, y peor. Es un batiburrillo de mierda indigesta, es la evidencia de como la institucionalidad y los neofeminismos (y cuando llamo neo lo hago escupiendo,debe comprenderse esto) donde no tienen ni la más remota idea de lo segundo e impera las relaciones de conveniencia de lo primero. 

Hablé con Ana Galvañ (a mi me ha encantado desde que conocí su trabajo) para ver que opinaba ella de haber participado en este proyecto. Le dí mis críticas. Ella me dijo que era absurdo, que no importaba si el autor de los relatos que ellas ilustraban era o no misógino, que lo que importaba era el trabajo que habían desarrollado todas juntas.

En el feminismo no es cualquier mierda que hagas por el hecho de ser mujer y el Todas Putas ha sido un golpe político de todas todas, con estos intereses bien claros. Es una lástima que a estas alturas sigamos confundiendo términos tan básicos, y dispersando la auténtica esencia del feminismo (que por si no queda claro, va diametralmente opuesto con cualquier forma de odio, abuso, maltrato y privación de la mujer).

Y lo gracioso de esto es que la polémica ha acabado con la reedición de este libro. En ningún momento, ni prólogo ni epílogo menciona la brutalidad de los relatos de Migoya, ni en que este se declare misógino y trabajen codo a codo con él, ni aportan una lectura crítica hacia la profundidad machista entroncada entre viñetas y palabras. Nada. Así que me pronuncio yo, viendo que el circo se llena de pulgas. 

TODAS PUTAS ES UNA MIERDA MACHISTA, Y UNA VERGÜENZA PARA EL FEMINISMO,

 

Aquí os dejo el final de una de las viñetas, titulada «porno del bueno» ilustrada por Cristina Daura, donde narra la violación a una niña pequeña en un coche. Muy combativo, verdad?

Disfrutad.

 

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La Nueva Masculinidad y otras idioteces de este siglo.

El siglo XXI da asco. Todos los siglos dan asco, pero unos tienen un poco de dinamita más que otros. El s. XXI trae consigo sus neo conceptos de todo, porque para todo hay nuevas (las mismas) concepciones, porque hay que ser modernas, porque hay que innovar, porque si se pudiera ir con un machete en la calle y seguir abriendo cabezas nos ahorraríamos mucha estupidez humana.

Es divertido ver como la sociedad se estructura en nuevos conceptos que parecen repeler al concepto que los engendra, pero que viene a ser la misma leche con otro nombre. El hombre, EL HOMBRE, El Hombre…se puede escribir de muchas maneras pero bajo cualquier forma sigue siendo el mismo concepto inventado por la humanidad. Pues machismo es la misma dinámica, lo puedes escribir como quieras y camuflar bajo lo que te de la gana, pero sigue siendo la misma escoria humana. Sin embargo hay que tragar con las nuevas formas camufladas bajo la era de LA NUEVA MASCULINIDAD.Si lo revistes de nuevo parece que le quitas la suciedad acumulada anterior. Bajo cualquier bandera, la mierda es la mierda, y eso es algo que debería haber quedado claro hace mucho.

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Hay que aguantar ceporros que cobran 300 o 500 pavos por sesión para «enseñar a ligar», y a cazar ganado de mujeres, y ver como una vez más solo somos una subespecie digna de cualquier documental de caza machuna de Félix Rodríguez de la Fuente. Hay que aguantar anuncios contra las herpes bajo el lema «no más cobras» donde por supuesto el rechazo por parte de las mujeres a un hombre nunca es normal, ni aceptado, ni extendido. Hay que aguantar que la gente loable (nótese la acidez) de la izquierda,reimplante una vez mas para desquitarse de los comportamientos machistas, otro concepto machista, el de EL NUEVO HOMBRE. El nuevo hombre es el que no viola a una mujer («aunque se lo busque») y la tapa con sábanas mientras duerme la mona http://yapavideos.org/ella-estaba-borracha-mira-lo-que-le-hizo-su-amigo/ , el que le lleva la compra pero luego la deja cocinar, el de «yo respeto a las mujeres, soy un buen hombre para ellas» y largos etcéteras de estupideces.

YA ESTÁ BIEN DE TANTA MIERDA. Los hombres son hombres en toda su estupidez, y las mujeres son mujeres con su estupidez (el mundo entero es estúpido y es un hecho) pero no existen hombres o mujeres de verdad (mujer bonita es la que lucha y esa mierda, sabéis?) sólo estupidez y ranciedad humana, en grandes dosis patriarcales.

Una «persona» «de verdad» no se aprovecha de otra ni culpabiliza a la víctima ni llama a otra víctima siquiera.

Vamos a ahorrarnos las neoimbecilidad de este siglo,por favor.Y sin favor.